Luego de más de un año inactiva por pandemia, investigadores del Instituto Milenio SECOS y pescadores de Hualaihué, reactivaron la plataforma de monitoreo que desde el 2018 mide la temperatura, salinidad y acidez del mar, entre otros parámetros, y que busca entender las dinámicas del ambiente marino en una importante zona de captación de semillas de mitílidos, de pesca artesanal y recolección de orilla.
En pleno mar interior de Chiloé, la comuna de Hualaihué y la Caleta El Manzano sorprenden con un mar tranquilo entre cerros y bosque nativo. En esta zona, marcada por la actividad acuícola y mitilicultora, José Erasmo González, pescador y presidente del Sindicato de Pescadores de Puntilla Quillón, lleva más de 12 años trabajando en la acuicultura del chorito (mejillón chileno), captando semillas en una zona que conoce de toda la vida. Para él, la variabilidad en las condiciones del mar en los últimos años, ha modificado los tiempos de plantación y captación de semillas del principal producto de exportación de la miticultura nacional, el chorito. Conocer esas variaciones y, sobre todo, poder anticiparse para tomar mejores decisiones, es clave para su actividad y la de cientos de pescadores y comunidades que habitan el lugar.
A inicios de agosto, un grupo de investigadores del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), junto a la ayuda de Erasmo y Maida, su esposa y compañera de labores, finalizaron la reactivación de la plataforma de monitoreo de variabilidad ambiental en Caleta El Manzano, zona reconocida por la importante captación de semillas de choritos para los productores nacionales. De hecho, de acuerdo con el Informe Sectorial de Pesca y Acuicultura 2020, a marzo de ese año el 100% de la cosecha de choritos fue realizada en la Región de Los Lagos y además esta especie representó el 30,4% del total nacional de cosechas y el 98,2% del cultivo de moluscos. En ese contexto, el sistema de monitoreo fue instalado en primera instancia por el Núcleo Milenio MUSELS en agosto de 2018 y, hoy, luego de más de a un año de inactividad debido a la pandemia, vuelve a estar operativa para entregar datos relevantes sobre las condiciones del mar.
Pasado este tiempo, los equipos de monitoreo se extrajeron cubiertos con epibiota y escondidos debajo de cholgas, choritos y picorocos y otros organismos que abundan en la zona. “Lo primero, fue comenzar a limpiar el equipo para ver qué había debajo. Queríamos comprobar las condiciones, si es que seguía funcionando y si se podían extraer datos. Este fue un trabajo minucioso ya que el equipo era súper importante y era delicado de recuperar”, relata Javiera Veloso, profesional de apoyo en SECOS dedicada a la socio-biología costera y parte del equipo que reinstaló exitosamente la plataforma que sostiene los instrumentos de medición en Hualaihué.
A través de esta plataforma, se obtienen datos de temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, fluorescencia, turbidez (WQM), y pH (SeaFET), que permiten observar la variabilidad de la zona, los cambios por estresores, o por procesos locales (influencias del río, actividades económicas o humanas, entre otros) y también ver cambios generales del ambiente.
“El objetivo es caracterizar las condiciones ambientales en las que se desarrollan los cultivos, para ver cómo el cambio climático y cambio global los afectan. Necesitamos conocer el contexto; es imposible saber cómo te va a impactar el futuro si no conoces el presente”, explica Cristian Vargas, doctor en Oceanografía e investigador del SECOS.
“Elegimos Hualaihué porque este lugar tiene bastante potencial en términos de desarrollo con la comunidad local; son súper proactivos, están muy entusiasmados con la plataforma y ven el valor de observar el océano, por lo tanto, la protegen y la cuidan”, agrega el también académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción.
Monitoreo conjunto
Los datos e informes obtenidos en años anteriores en esta zona, han sido de utilidad para organismos públicos como IFOP, Sernapesca y Subpesca, también para profesionales del mundo académico. Hoy, el desafío para los investigadores del SECOS, es que esa información pueda ser usada en tiempo real además por los pescadores, recolectores y acuicultores de Hualaihué.
Así, la instalación y mantención de los equipos es un trabajo realizado en conjunto con la comunidad de Hualaihué, quienes han sido clave para conocer la historia de la caleta y los cambios en el ambiente.
«Es importante trabajar para que la comunidad se apropie de los equipos, pero también de la utilidad de monitorear el océano y de poder predecir condiciones futuras, conociendo sus rangos de variabilidad, para tener mejor eficiencia en el trabajo que realizan. Nuestra misión es entregar información de línea base para estar preparados frente a eventuales cambios o hitos que puedan ocurrir en el mar como, por ejemplo, visibilizar con información concreta si los distintos proyectos acuícolas que se ejecutan en la zona generan o no efectos en las condiciones de captura de semillas», comenta Antonio Cuevas, investigador SECOS a cargo de la plataforma y académico UdeC.
Tanto los científicos como el presidente del Sindicato de Pescadores de Punta Quillón, coinciden en que para lograr esa mejor caracterización y para captar las dinámicas del mar, la integración de la experiencia y conocimientos tradicionales de los habitantes de Hualaihué, es de vital importancia.
«Hemos estado combinando nuestras técnicas artesanales y conocimientos que los años de trabajo en el mar nos han entregado, con la información que entrega el sistema, que ha sido útil, sobre todo el tema de las temperaturas”, cuenta José Erasmo González,. “Las autoridades locales tienen que saber que esto es algo que le está sirviendo a la gente; a los pescadores artesanales, a los acuicultores y a los que trabajamos del mar. Conocerlo es algo posible y es necesario tener un monitoreo en tiempo real», dijo.
Para los investigadores, el plan es trabajar en una interfaz que permita ver la información en tiempo real de lo que ocurre en el mar, para que los datos que se obtengan puedan ser revisados por los propios pescadores para su toma de decisiones. Hoy se debe recoger la información directamente desde los instrumentos que miden temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, clorofila, turbidez, y acidez, cada una hora. Y si bien los datos se encuentran disponibles en un servidor público -al que otros científicos pueden acceder- y se emiten informes periódicos, el desafío es hacer que la información provea herramientas para hacer más eficientes esas decisiones en el momento para los pescadores.
“La comunidad entiende que conocer el cambio que están teniendo los factores físicos de la zona, va a tener, en un futuro cercano, grandes repercusiones en su trabajo. Necesitamos seguir creando instancias para poder dar a conocer a la comunidad lo que estamos haciendo, qué es lo que está pasando en el mar y cómo esto les va a servir en un futuro”, concluye Javiera Veloso, quien junto a Antonio Cuevas y Erasmo González, volverán en un par de meses a recoger los instrumentos suspendidos en la columna de agua desde la plataforma, para recolectar nuevos datos que desentrañen la historia presente y futura de la Caleta El Manzano, en Hualaihué.