La temática se abordó en el reciente Webinar «Situación de Políticas y Planes de Adaptación al Cambio Climático en la Acuicultura de América Latina y el Caribe», organizado por la FAO, Copas Coastal, Universidad de Concepción y el Centro Incar.
La problemática del cambio climático y el estado de los instrumentos para la adaptación de la acuicultura en América Latina y el Caribe fueron los temas centrales que debatieron destacados investigadores, como, Yvete Diei-Ouadi, Alejandro Flores-Navas, José Aguilar-Manjarrez e Iris Monnereau de la FAO; los Investigadores de COPAS Coastal, Ricardo Norambuena y Leonardo Núñez, y la Investigadora de INCAR, Dra. Doris Soto.
En la instancia la Dra. Doris Soto, investigadora del Centro Incar, presentó la charla «Tipos de peligros/amenazas, exposición y vulnerabilidad de la acuicultura al cambio climático en América Latina y el Caribe» y expuso la situación de que debido al cambio climático es probable que los lechos de mejillones productores de semillas se reduzcan al aumentar la salinidad de los fiordos.
“El cambio climático conlleva la reducción de las precipitaciones y esto reduce la descarga de agua dulce a los fiordos y sistemas marinos costeros. Ello provoca una cadena de efectos en el mundo acuático, como, el aumento de la salinidad que permite la dominación de competidores más exitosos y provoca la reducción de los bancos de mejillones silvestres (que producen semillas) y el aumento de la salinidad que provoca la reducción de la picnoclina, un mecanismo que facilita la concentración de larvas de mejillón y, por tanto, reduce el asentamiento de semillas en las cuerdas de cultivo”, afirmó Doris Soto.
La investigadora explicó que en general existe mayor control sobre las variables ambientales cuando el ciclo de producción es cerrado frente a ciclos abiertos. Ejemplificó señalando que la cría de salmón y tilapia pertenecen a ciclos cerrados y en cambio la producción actual de mejillón chileno que implica la recolección de semillas del medio ambiente significa un ciclo abierto.
“Los organismos vivos libres en el medio acuático pueden buscar sus condiciones óptimas, mientras que los organismos cultivados permanecen donde los colocamos y, por tanto, experimentan cambios en el medio sin mayor escapatoria. Algunos efectos e impactos se generan directamente a partir del aumento de los gases de efecto invernadero (GEI)”, aseveró Doris Soto.
La experta también recalcó que una mayor radiación solar y reducción de los aportes de agua dulce “producen un aumento de la estratificación de la columna de agua y más cantidad de luz, lo cual facilita el crecimiento del fitoplancton con la posible generación de Floraciones de Algas Nocivas (FAN). Lo que provoca una pérdida de producción y/o pérdida de mercado debido a la acumulación de toxinas que no permiten el consumo humano”.
Por su parte, el investigador Ricardo Norambuena de COPAS Coastal, reafirmó la necesidad de tomar medidas frente al cambio climático ya que la región se encuentra en una actual bonanza de producción acuícola. “Si se mantienen las tendencias en el año 2030 la región de América Latina y el Caribe producirán entre 4,5 a 4,6 millones de toneladas de recursos cultivados. Esto implicaría un salto de crecimiento de 4 a 5% por año dependiendo de que se puedan alinear la gobernanza del sector con la incertidumbre que genera el cambio climático”, aseguró Norambuena.
Recomendaciones para desarrollar planes de adaptación
Leonardo Núñez, investigador de COPAS Coastal, abordó las medidas de adaptación para la acuicultura y/o documentos guía para su formulación y puntualizó que de los 45 países analizados de América Latina y el Caribe, “se reconoce una voluntad política para institucionalizar la gestión climática. Mientras que 26 de ellos han establecido al menos un instrumento general de gestión para la adaptación al cambio climático y Chile y Perú son los únicos países de la región con planes sectoriales específicos de adaptación al cambio climático en acuicultura”.
El experto enfatizó presentando algunas recomendaciones a los responsables de la toma de decisiones para el diseño de medidas de adaptación al cambio climático. “Los planes nacionales contemplan directrices generales de actuación. Se requiere el desarrollo de proyectos específicos que consideren los diferentes impactos del cambio climático en los medios de vida y la cultura de las comunidades. Además, se requiere contar con mecanismos de coordinación en los diferentes niveles de gobierno y con información sobre vulnerabilidad y opciones de adaptación a nivel local”, indicó Núñez.
Y agregó que “además se debe disponer de herramientas de priorización y evaluación económica de las medidas de adaptación y se necesita la instalación de capacidades institucionales permanentes con instrumentos adecuados de gestión y financiamiento”.
Fotografía: B2B Media Group
Fuente: Aqua.cl